El combustible se destila en mi garganta,
una [tibia] llovizna ROJA
se precipita sobre la pendiente
de marfil:
suspira, tu cuello.
((Hace tanto (tiempo) que) te escribo (...).)
Desgarraré tus nubes,
beberé de tus tormentas, hasta saciar
mi sed-de-recuerdos
(una tibia hemorragia, endulzando
a b o r b o t o n e s ) .
Sobre tu corazón las lenguas
de mi incendio:
NO me olvidarás.
Publicado originalmente en la edición Spring 2010 de Rio Grande Review.
ResponderEliminarLa fotografía es de Jorge Contreras (http://www.quantummachina.blogspot.com/) y acompaña al texto desde que germinó en lo que alguna vez fue el Jardín Original.